¿ Cuántas estrellas has visto para cansar tus ojos?

En el olor de la mañana , el sol cubre el frio como el recuerdo de una caricia, es muy azul el amanecer para mis ojos que aman el mar, que ven en las olas las formas de las montañas, el silencio del insomne que desconoce el motivo de la oscuridad.

Guardo palabras en mis manos, una línea de manos blancas que descubren un rojo tan purpura como el océano bermejo de aguas que fueron divididas en dos para dar paso a el lugar,  de tus latidos, de maneras de ver en secreto, de ser breves al hablar de afecto, el lugar donde se aprender a querer en las palabras, en los sonidos, en un vaso, en compartir una silla.

Cuando tus manos estén vacías toma el libro de la sal y observa el vuelo de los suspiros, de las veces que has preferido callar porque el miedo es una mascara suave que te devuelve a casa con cientos de ideas que se desvaneces en las horas de sueño, bebe algo tibio para que el temporal salga de tu cuerpo, imagina las nubes que observo, no algo tan claro como el firmamento de la memoria, donde se crea todo , la predicción del futuro y el reconocimiento de lo que vemos como un extenso almacenamiento de ausencias y colores que llevan nombres como Siena, Margherita o Donatella.

No es que desprecie a las serpientes, hay muchas posibilidades para esclarecer, pero las he visto en sueños y cuando se deslizan llevan con ellas interminables horas de asfixia, que se parecen a la tristeza que ha estado presente en los últimos días.

Para escuchar: Masquerade de Aram Khachaturian.

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