Estamos mirando la misma luna del mismo mundo.

 

María Casares, la española, fue el eterno amor de Camus, aunque imposible y con un temporalidad compleja, la mujer que interpretaba a la Celestina en Francia, tuvo una correspondencia de casi mil páginas con el argelino autor del verano. La carta 9 fue escrita un viernes por la noche a las 11:00 pm, el 7 de julio de 1944, año de la revolución en Guatemala, pero quien se iba a imaginar de un hombre firmando como Michel escribiendo desde el campo a una actriz de teatro en alguna ciudad de Francia.

Posiblemente Camus entendía la relación del nombre María con el Mar, con ese vientre de sal, de cigotos que las gaviotas se comen para recordarnos el corto tiempo del amor sobre la tierra, cuando veas el mar hunde tus dedos en la arena mojada y siente la seguridad que te da estar siendo una con la tierra, posiblemente, posiblemente es una sensación de volver al origen, a la salinidad del nacimiento, a la seguridad de que las olas se llevan todo.

Un solsticio de invierno mi abuela murió y yo luego de eso esperaba los eclipses en diciembre para pensar en ella, en la soledad de su ausencia y en la posibilidad de entender la separación, si las almas vuelven al firmamento cuando son separadas del cuerpo, es la razón porque siempre miramos el cielo, queriendo volver a donde algunas vez pertenecimos, hay detalles de la muerte de mi abuela que ya no recuerdo, como he olvidado de que va el libro un amor español de luna miguel, veo la portada y no quiero abrirlo para tratar de recordar que es lo que leí, pero también que la ausencia de deseo nos lleva a la tristeza, que la ausencia de tacto nos mantiene en un estado de necesidad, pero quien sabe, de esto solo lo pienso mientra leo otro libo de Luna: Leer Mata y he sabido de un romance que no contemplaba: Heidegger y Hanna Arrendt, el amor como signo de imposibilidad, o será que el romance es lo único que representa el amor, o también la intensidad, pero a largo plazo creo que es la costumbre el amor es algo como nosotros los humanos, no pertenecemos al futuro en esta tierra, el amor pueda que sea esa necesidad de quien se aleja, la emoción de ver a quien se desea y no a quien se le anhela con ternura, pueda que el amor es una ultima conversación tras un periodo de ausencia  o la lectura de una dedicatoria en un libro o cuando leemos algo sin decir.

Humberto Eco dice que cuando uno lee , lee con el cuerpo, porque no solo es pasar los ojos por la letras sino también lo que las letras causan en nuestro cuerpo, pero Luna dice que uno somatiza lo que lee, si lees amor, somatizas amor, pero si lees la verdad posiblemente somatices un poco de realidad.

Me gusta mucho el mar en diciembre, en realidad es el cielo de noviembre y el océano en diciembre, este año posiblemente no vea el mar al final del año, pero si tu que lees esto al ver el mar, piensa en mí, piensa en lo mucho que habría querido ver la noche con el impetuoso sonido de las olas, si el mar tuviera ojos, serian como los tuyos, te imaginas un mar negro, en realidad negro, no sé si esa posibilidad pueda ser en esta existencia, pero si puedo decirte que en el silencio uno escucha el mar en los oídos, no importa el lugar en donde se encuentre, siempre esta como una pequeña ciudad, como Luvina, esa ciudad de Rulfo, que siempre imagine menos árida, muy blanca, como nieve, como una ruta de tren del Dr. Zhivago de Pasternak.



Solo hay sombras donde brilla el sol. Y ese es el fondo de tu alma
 
de Martin Heidegger a Hannah Arendt.
 
 
 






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