La necesidad de perder.



Me imaginé que posiblemente nosotros también estábamos rotos y que algún día, desde el asiento de atrás de un automóvil, podría mirar las estrellas y entonces todo volvería a ser como fue.
Jeremías Marquines.

Visítame en sueños, en todos los mares, en aquellas silenciosas noches en que los corazones se separan, no abras los ojos para leer esto, pídele a quien duerma a tu lado que te lea cada una de estas letras, como yo siempre lo he hecho. Háblame en sueños y cuéntame cuanto tiempo tarda un copo de nieve para derretirse entre tus dedos, dime si aún ves como recorren las gotas de agua dulce tu piel, si  la muerte llegará o cuantos segundos de silencio debo contar para saber que debo esperarte, pero no me acaricies en sueños porque despertare a mitad de la noche y te habrás marchado de éste pequeño sol que calcina heridas. Posiblemente en sueños no podré hablar, pero me dejarás un beso en cada ojo para poder imaginar al despertar cuáles han sido tus deseos antes de dormir, no pienses en mí, solo abre tus manos en la oscuridad para que yo pueda medir la distancia de esto vacío.
No ames sin mí, no ames sin que pueda verte, aun ronda en tus pupilas un segundo de nuestra tristeza.





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